The Division

A Ubisoft se le suele dar bien los E3, sobre todo en los últimos años. Sus conferencias de prensa están perfectamente orquestadas para causar un gran impacto, tanto por el número de juegos que llevan como por las nuevas franquicias que presentan junto a trailers o incluso gameplays que quitan el hipo.

Todo empezó en el E3 de 2013

La de 2013 no fue una excepción, y además de ir con juegos que se lanzarían poco después y que ya habían sido anunciados, como Splinter Cell Blacklist, Watch_Dogs o Rayman Legends, tenía dos títulos nuevos que hacer públicos, y que mejor escenario que la feria californiana.

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Uno de ellos era The Crew, un juego de conducción en mundo abierto que se lanzó a finales de 2014 y que no alcanzó las expectativas  marcadas, y The Division, el juego que nos ocupa.

El título desarrollado por Ubisoft Massive impresionó desde el primer momento por su calidad gráfica, lo detallado de los escenarios, la ambientación en una Nueva York asolada por una pandemia y un sistema de juego bastante ambicioso.

El problema de la gestión de las expectativas

En los meses posteriores llegaron nuevos trailers y gameplays, y fue entonces cuando las dudas se empezaron a formar en torno a él, ya que gráficamente estaba por debajo de lo que se había mostrado en su puesta de largo. El temor a que volviese a pasar como con Watch_Dogs, un título que si bien es cierto que no es un mal juego, quedó bastante lejos de sus expectativas iniciales, estaba en el ambiente.

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Su retraso con respecto a la fecha de lanzamiento inicialmente prevista, que recordemos era finales de 2014, luego pasó a 2015 y finalmente ha terminado por salir en 2016, tampoco ayudaba.

Fue tras probar la alpha cerrada en diciembre y las posteriores betas cuando los focos de la comunidad volvieron a centrarse en el juego desarrollado por Ubisoft Massive, creando una expectación en torno a él durante estos primeros meses de 2016 que la compañía francesa ha sabido explotar bastante bien.

Somos The Division

La idea tras de The Division es bastante clara, como también compleja de encajar bien. Estamos, básicamente, ante un shooter en tercera persona que podemos jugar de todas las formas posibles. Tanto solos, como en compañía de hasta 3 amigos más (o desconocidos a través del sistema de matchmaking) así como en un ingenioso multijugador competitivo del que hablaremos más adelante.

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Todo esto envuelto en un completo y variado sistema rolero de mejoras y personalización tanto del personaje como de cada parte del equipamiento que llevamos encima y en un contexto bastante atractivo.

Y tenemos que recuperar Nueva York

Estamos en la ciudad de Nueva York. Es en una de las ciudades más populares del mundo donde se inicia una pandemia que se empieza a llevar por delante a gran parte de la población y las autoridades pierden por completo el control. Es entonces cuando activan The Division, una serie de agentes de elite que permanecían inactivos mientras llevaban vidas completamente normales, la última bala en la recámara del estado para recuperar la ciudad.

La forma que han elegido para contar la historia ha sido de lo más acertada, ya que en pocos momentos se nos interrumpe la experiencia de juego con vídeos o cinemáticas, sino que lo clave de lo que debemos saber nos lo van contando por radio dejando un archivo accesible en cualquier momento para los que quieren profundizar más, con vídeos, textos y audios que completan la historia detrás de The Division.

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La recreación de Nueva York deja con la boca abierta, tanto por la calidad gráfica que atesora el título (mención especial a la iluminación) como por el detalle y el mimo que desprende en cada esquina. El mapeado, que ocupa gran parte de la isla de Manhattan, es bastante grande, pero aun así no han caído en el recurso fácil de repetir decorados. Lo que ves en una calle solo está en esa calle, no está en ninguna otra de las cientos que hay repartidas por toda la isla.

Entre esto y el ciclo natural de día/noche sumado a las inclemencias climatológicas (niebla, nieve…) hace que tengamos la impresión de que cada patrulla que hacemos por la ciudad sea diferente, aunque sea pasando por las mismas calles, dejando unas estampas dignas de enmarcar.

Mención especial a que, pese a lo grande del mapeado, la cantidad de misiones disponibles y el nivel gráfico del que presume el título apenas tengamos pantallas de carga durante nuestras partidas, algo que se agradece enormemente y que no sabemos valorar lo suficiente mientras que lo disfrutamos pero que bien que lo hemos sufrido en otros títulos con un planteamiento similar, como es el caso de Destiny.

Una ciudad con vida propia

Sentimos que estamos en una ciudad con vida propia, tanto por lo que acabamos de contar como por lo que va pasando a nuestro alrededor. Civiles hablando entre ellos o pidiendo ayuda, militares patrullando, miembros de bandas haciendo de las suyas y el amplio abanico de misiones que tenemos a nuestra disposición.

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Porque The Division tiene una trama principal que está latente durante todo el juego, incluso en el multijugador, pero las misiones se dividen en principales y secundarias, a las que después hay que sumar los eventos opcionales que se suceden en tiempo real por la ciudad y que en nuestra mano está participar en ellos o no. Lógicamente si queremos mejorar nuestro equipamiento y subir de nivel más rápidamente lo ideal es ir haciéndolas.

De todas formas estas últimas no son muy largas, aunque si son las que más se repiten en cuanto a mecánicas y contextos, pero no las solemos cruzar de camino a otras misiones principales o durante un simple paseo por la ciudad, por lo que no cuesta nada ir completándolas sobre la marcha.

Las misiones principales son largas, variadas y exigentes, y son las que nos proporcionan los momentos más espectaculares del juego visualmente hablando, aunque quizás por esto mismo echamos en falta alguna más y así satisfacernos del todo en este sentido, aunque lógicamente el juego va mucho más allá de esto.

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Quizás uno de los pocos aspectos que se le puede echar en cara a The Division es la poca variedad de tipos de enemigos. Si bien es cierto que es algo común en los shooters, chirría un poco que con un trabajo tan mimado en el resto de aspectos se repitan tanto los modelados de enemigos en un contexto donde podrían dar mucho más de si.

Como contraprestación Ubisoft Massive puede sentirse orgullosa del trabajo realizado con la inteligencia artificial del juego. Unos enemigos que en función de su nivel, del nuestro y del contexto, atacan de una forma u otra, buscan coberturas, nos atacan frontalmente, nos flanquean o trabajan en equipo para acabar con nosotros desde diferentes frentes. De vez en cuando tiene sus fallos, si, que suponemos que irán puliendo en los parches que irán publicando para un juego de esta complejidad, pero nada que emborrone la experiencia.

La satisfacción del tiroteo

Si cuando nos referíamos a la ciudad hablábamos que la sentíamos como viva en todo momento, los tiroteos contra los enemigos son algo más que disparar, cubrirse y disparar. Dependiendo de la situación, sobre todo en las más exigentes, eso no será suficiente y nos tendremos que preocupar ya no solo como atacarlos, sino también como defendernos. El trabajo en equipo será crucial en este sentido.

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En general, los tiroteos y el sistema de coberturas son bastante satisfactorios. Tenemos la posibilidad de llevar equipadas dos armas principales a nuestra elección (fusiles de asalto, rifles de francotirador, escopetas, subfusiles y ametralladoras ligeras) y una secundaria, que puede ser una pistola o una pequeña escopeta.

Dentro de cada tipo de armas encontramos varios modelos diferentes, a los que les podemos ir equipando mods para mejorarla y adaptarla más a nuestro estilo de juego, del mismo modo que se puede hacer con el resto del equipamiento que llevamos encima, que no es poco. Este ansia por mejorar y personalizar tanto al personaje como el equipamiento hará que nos pasemos bastante rato por los menús del juego o visitando a los diferentes vendedores repartidos por toda la ciudad y cuyo inventario se actualiza cada hora, para vender y comprar nueva mercancía.

Lo único que echamos en falta en este sentido es un mejor sistema de ataque cuerpo a cuerpo. En The Division esto se reduce a una especie de culatazos con el arma que llevemos equipada en ese momento, o con el propio codo, cuando no habría estado de más que si pillamos a un enemigo por la espalda lo ejecutásemos con un cuchillo, por ejemplo.

La Zona Oscura de The Division

La Zona Oscura, o Dark Zone para los que saben inglés o están en ello, es el nombre que recibe el apartado multijugador competitivo de The Division.

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Aquí Ubisoft Massive podría haber optado por el camino fácil, aprovechar el inmenso mapeado del podo para un jugador o cooperativo y dividirlo en escenarios para que dos equipos se lien a tiros entre si en dos o tres modos de juego. Pero no lo ha hecho, afortunadamente.

La Zona Oscura está perfectamente integrada en la isla de Manhattan, visible y accesible en cualquier momento cuando estamos fuera de ella. Se trata de la última zona en quarentena de la ciudad, que tuvo que ser evacuada incluso por el ejército y donde ahora solo está lo peorcito de la ciudad, con todos los peligros que ello conlleva. Eso si, también las mejores recompensas en forma de equipamiento estarán ahí, ya sea en cofres repartidos por el mapa o como recompensa tras acabar con determinados enemigos.

Cuando entramos en esta zona nos encontraremos a enemigos controlados por la CPU, aunque más violentos si cabe. La gracia está en que también nos encontraremos a otros usuarios pululando por la zona buscándose la vida.

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Al contrario que ocurre fuera de ella, en la Zona Oscura el equipamiento que consigamos, al estar contaminado, lo tenemos que extraer de forma independiente desde ahí mismo. Para ello podemos pedir que un helicóptero venga a por nuestro particular alijo. Será entonces, una vez extraído y descontaminado, cuando lo encontremos en nuestro alijo, ya sea en la base de operaciones o en cualquier piso franco.

Eso si, inicialmente solo podemos ir cargando por la Zona Oscura con nueve items, y el alijo al que se envían una vez descontaminados tiene una capacidad de 30, por lo que cuando hagamos unas cuantas extracciones exitosas nos veremos obligados a salir para vaciar el alijo y así tener hueco para seguir consiguiendo más botín en la Dark Zone. Esto posiblemente sea lo peor del modo de juego, ya que en más de una ocasión nos «cortará el rollo» el hecho de tener que salirnos cuando lo que queremos es seguir jugando.

Cuando decíamos que la gracia estaba en que coincidimos con otros usuarios en la Zona Oscura no era por el mero hecho de verlos ir de un lado para otro o incluso trabajar en equipo para acabar con enemigos de la CPU, sino que nos podemos atacar los unos a los otros y hacernos con el equipamiento que hubiesen conseguido hasta el momento por la zona y no hubiesen extraído.

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Eso si, en el momento en el que disparamos a otro agente de The Division nos convertinos en un agente Renegado, y temporalmente otros agentes tienen luz verde para darnos caza y acabar con nosotros. Esto da pie a una gran variedad de situaciones en los que la tensión es la principal protagonista.

Por un lado porque no sabemos por donde nos van a salir esos otros usuarios con los que hemos coincidido y lógicamente no queremos perder nuestro preciado botín, y por otro, porque cuando pedimos un helicóptero de extracción se enteran todos los agentes que están por la zona, y teniendo en cuenta que tarda unos minutos en venir y que tenemos que llevar el equipamiento a la cuerda que tira el helicóptero en un espacio abierto no respiraremos tranquilos hasta que lo hayamos extraído.

Lógicamente si tenemos algo de maldad seremos nosotros los que esperaremos a que alguien vaya a extraer algo para ir a por él y quedarnos con su botín, aunque tendremos que estar preparados para huir mientras estemos en estado renegado sino queremos que su posesión sea efímera.

Tan satisfactoria es la extracción de equipamiento como frustrante es que nos lo arrebaten. Y entre esos polos se mueve constantemente la experiencia en la Dark Zone.

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La Zona Oscura tiene tanto su propio nivel de experiencia como su particular moneda con la que comprar equipamiento especial que no encontraremos fuera de ahí, además de zonas bien diferenciadas por niveles y secretos por descubrir, por lo que junto a su original planteamiento hacen que esta experiencia sea de lo más adictiva y se diferencie notablemente del apartado para un jugador o cooperativo sin caer en recurso fácil.

Necesita unos cuantos ajustes en cuanto a los puntos y momentos de regeneración de enemigos, las recompensas obtenidas y alguna que otra cosita más que son fácilmente pulibles mediante parches.

Conclusiones de The Division

Con The Division Ubisoft ha dado un golpe sobre la mesa. Después del desgaste sufrido por la franquicia Assassin’s Creed, el chasco con Watch Dogs o The Crew, entremezclados, eso si, con juegos bastante notables como los últimos Far Cry o Rayman, la compañía francesa necesitaba un título que la volviese a colocar en la cima de las third-party, mano a mano con Electronic Arts.

Ubisoft Massive ha conseguido darle la vuelta a la tortilla a la sensación generalizada post-E3 2013 y nos ha brindado un título espectacular prácticamente en todos y cada uno de los apartados en los que se lo propone, que podemos disfrutar tanto solos como en compañía, ya sea de conocidos o desconocidos, gracias al eficiente sistema de matchmaking con el que cuenta.

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Gráficamente para quitar el hipo, sobre todo teniendo en cuenta el tipo del juego que es, lo grande de su mapeado y la práctica ausencia de pantallas de carga. El mimo que han puesto a la hora de recrear la ciudad de Nueva York se nota en cada rincón y la buena mano con la que lo han hecho sigue llamando la atención incluso 40 horas de juego después.

A esto ayuda, y mucho, el gran sistema de iluminación con el que cuenta y el partido que se le saca con el ciclo día/noche y las inclemencias climatológicas. Con esto, junto a la cantidad de misiones que tenemos a nuestro alrededor y las que se generan dinámicamente consiguen llegar a donde no llegó Destiny, y es lograr que un juego con un mundo semi-persistente como es The Division se sienta vivo y nos sintamos parte de él.

El sistema de personalización del personaje y su equipamiento también tiene que decir mucho en este sentido, así como el más que satisfactorio gunplay. La cantidad de misiones y el vaivén de sensaciones que se producen en Zona Oscura entre la satisfacción absoluta y la frustración más dolorosa hacen el resto.

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The Division representa a las claras todo lo que puede dar de si la nueva generación de consolas junto con un estudio que crea y ponga todo el cariño del mundo en lo que hace, algo que nadie que podrá dudar de los chicos de Ubisoft Massive.

Está por ver si, una vez pasadas unas semanas o meses, la compañía francesa mantiene el juego activo y fresco. A ello ayudarán tanto los contenidos descargables de pago como las actualizaciones gratuitas en las que ya están trabajando. La base de The Division es bastante buena sobre la que construir algo grande, el tiempo dirá si se quedó solo en eso o alargaron el buen trabajo y el mimo hacia el título lo suficiente como para mirar atrás y sentirse orgullosos.

Estamos ante uno de los imprescindibles ya no solo del año, sino de lo que llevamos de generación. Una juego total, que no puede faltar en la colección de los amantes de los shooters, de las experiencias compartidas, de los que valoran un apartado técnico y artístico cuidado, de los universos ricos en contenido y de los modos multijugador que aporten algo diferente al resto.

The Division se lanzó el pasado 8 de marzo para PS4, Xbox One y PC. Puede ser nuestro desde 47,90€.