3 meses después de que se materializase la compra de Activision-Blizzard por parte de Microsoft, por un montante que recordemos ascendió a 69.000 millones de dólares, los de Redmond empiezan a tomar decisiones drásticas.
La compañía ha anunciado una «restructuración» que llevará al despido del 8% de la plantilla de Microsoft Game Studios, unas 1.900 personas, en su mayoría provenientes de Activision-Blizzard, pero también afectando a otros estudios y áreas de la división de juegos de la compañía dirigida por Satya Nadella.
Esta oleada de despidos coincide también con la salida de la compañía de Mike Ybarra, hasta ahora presidente de Blizzard desde 2021 y que previamente se había tirado casi 20 años en Microsoft, así como con la de Allen Adham, director de diseño y uno de los cofundadores de Blizzard. La semana que viene se anunciará el nuevo presidente de la compañía.
Además, Microsoft ha tomado la decisión de cancelar Odyssey, el proyecto de nueva IP en el que Blizzard llevaba trabajando algo más de 6 años, desde 2017, aunque no fue anunciado hasta 2022. Se trataba de un juego de supervivencia ambientado en un nuevo universo.
En estos años el proyecto se había encontrado con problemas durante su desarrollo, sobre todo tras la decisión de los ejecutivos de la compañía de cambiar Unreal Engine, motor con el que se empezó a desarrollar el juego, por Synapse, un motor interno que inicialmente había sido concebido para proyectos móviles aunque con la mente puesta en su escalabilidad.
Este cambio generó problemas y retrasos a todos los niveles, ya que los planes más optimistas apuntaban a 2026 para su lanzamiento. En Blizzard tenían la esperanza que tras la adquisición por parte de Microsoft, la dirección de esta optara por volver a Unreal Engine.