Mañana llega la ansiada actualización de noviembre de Xbox One, con su «nueva experiencia» carga de novedades, empezando por una renovación de la interfaz aprovechando el paso a usar Windows 10 como base hasta la retrocompatibilidad con algunos juegos de Xbox 360, entre otras cosas.

En Windows Central han tenido la oportunidad de entrevistar a Mike Ybarra, responsable de la experiencia Xbox en Windows, Windows Mobile y, lógicamente, Xbox One.

En ella podemos leer cosas que ya sabíamos, pero hay una que ha llamado la atención: tras la actualización la interfaz dejará de responder ante los gestos de nuestras manos a través de Kinect.

Una puntilla más a un periférico que si bien resultó interesante en sus inicios, luego el uso en videojuegos ha quedado relegado a un segundo plano, sacándole más partido fuera de este ámbito, cargando también con la losa de su compra obligada durante los primeros meses de vida de esta tercera generación de Xbox, lo que hizo que ya solo por el precio, mucha gente decidiese irse a por una PS4.

El motivo que esgrime Ybarra es que los gestos en la interfaz los usa muy poca gente, y prefieren centrarse en mejorar la experiencia de uso del pad sin estar condicionados por Kinect. Los comandos de voz seguirán funcionando sin problemas, eso si, que es el uso principal que se le puede dar hoy en día teniendo en cuenta que ya no se hacen juegos para él.

De todas formas deja la puerta abierta a su posible vuelta si la comunidad así lo pide en manada. No creemos que suceda.

Vía Windows Central.