La ineptitud de la clase política española no conoce límites, aunque a veces creamos que no dan para más. Según publica El Confidencial, el gobierno se ha puesto entre ceja y ceja el limitar el crowdfunding en España.

El crowdfunding, o financiación colectiva, es la forma que está encontrando mucha gente en estos últimos años para sacar adelante sus proyectos, ya sean juegos, aplicaciones o productos de cualquier tipo, cuyo máximo exponente es Kickstarter.

Amparándose en que es una actividad «completamente desregulada», algo que si bien es rotundamente falso la experiencia ha demostrado que, aun si lo fuese, no necesitaría «regulación» alguna viendo la simpleza con la que funciona el sistema.

La nueva normativa que se ha puesto sobre la mesa a punta a que este tipo de financiación se podrá canalizar mediante la emisión o suscripción de valores, la emisión o suscripción de participaciones de sociedades de responsabilidad limitada o la solicitud directa de préstamos. En los dos primeros casos la supervisión corresponderá a la CNMV, el tercero al Banco de España.

No solo eso, a partir de su aprobación, estos proyectos no podrán recaudar más de un millón de euros, por lo que cosas como OuyaPebble no podrían nacer en España. También le cortan las alas a los inversores, que no podrán poner más de 3.000€ en un mismo proyecto o un total de 6.000€ en diferentes a lo largo de 12 meses.

¿Por qué meten mano a esto? Es tan evidente que resulta insultante como ya no ocultan la sinvergonzonería con la que gestionan este país. El crowfunding se salta el negocio de sus principales socios, los bancos, algo que de ninguna manera van a permitir para que ambos bandos puedan seguir enriqueciéndose y riéndose de todo el mundo mientras que el resto de la población se sigue hundiendo en ese lodazal de mediocridad en el que les están metiendo deliberadamente.

De terminar convirtiéndose en realidad estos planes, algo que no nos cabe duda que terminará pasando, visto lo visto, mucha gente verá como no podrá llevar a cabo sus proyectos o, simplemente, se tendrán que ir a otro país donde no les pongan tantas trabas. Penoso y vergonzoso a partes iguales.